Las prácticas democráticas en debate: peligra la calidad institucional.
Desde la Mesa Ejecutiva FADIUNC, expresamos nuestra profunda preocupación por los intentos de silenciar la voz sindical ante el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Cuyo.
En las sesiones del 3 y del 24 de septiembre, vivenciamos situaciones que nos alertan sobre la disposición a la escucha de nuestra representación. Estos hechos son un síntoma de los problemas estructurales que atraviesa nuestra democracia. Vemos al abuso del veto y la “no escucha” de los reclamos como prácticas antidemocráticas que expresan el autoritarismo que nos gobierna.
Los hechos fueron claros y nos obligan a levantar la voz y denunciar. En ambas sesiones, algunos consejeros superiores de los claustros estudiantiles y docentes afines a la conducción de Sánchez expresaron malestar por tener que escuchar "todos los miércoles" al sindicato. Llegaron a mocionar que nos otorgaran la palabra al final de las sesiones o, peor aún, un decano solicitó que no nos permitieran hablar, que presentemos nuestros reclamos por nota y que siguieran los canales burocráticos que dispone la Universidad. Como si no tuviéramos notas sin tratar acumuladas en los escritorios o “cajones”.
Todavía sigue vigente el vergonzoso descuento por los días de paro, único en el país, flojísimo de papeles. Este que vulnera nuestro a derecho a huelga y que ha generado no solo notas y alocuciones, sino acciones de protesta en el espacio público como la carpa blanca: porque si hay descuento, hay carpa.
Aún no hay transparencia sobre las retenciones salariales mal habidas, ni de su destino. Estimamos que se trata de más de 60 millones lo retenido por descuentos. En el proceso de lucha histórica contra el ajuste y ahogamiento presupuestario, esta es la única universidad nacional que descuenta los días de paro. Quizás un seguidismo deslucido al cornejismo, perverso creador del nefasto “ítem aula” y del extorsivo “ítem arraigo”.
Esta pretensión de silenciar la voz sindical es porque no les gusta escuchar nuestros reclamos. No podemos permitir un corsé burocrático que dilata y desactiva la posibilidad de la crítica y la interpelación directa; revela una profunda incomprensión del rol del sindicato en una institución democrática y, fundamentalmente, un olvido peligroso sobre el significado y las prácticas de paritaria local universitaria, la cual debiera llevar mandato de este cuerpo y no las posiciones de Sánchez y sus funcionarios obsecuentes.
Un sindicato cumple funciones sociales como instancia de organización de las y los trabajadores. Por tanto, Consejo Superior y Sindicato comparten responsabilidades producto de diferentes instancias de organización y de conformación de sus mandatos. Por ello, el diálogo, para poner en conocimiento al Consejo Superior de los mandatos sindicales, es un mecanismo necesario de interlocución.
Las paritarias son conquistas históricas y ámbitos legitimados, de la negociación y representación colectiva de las/los trabajadores. Como sindicato expresamos los mandatos definidos en asamblea y que la representación de la parte empleadora, también denominada patronal, debe sentarse en plano de paridad y con mandato, a resolver los problemas y diferencias que nos afectan como trabajadoras y trabajadores.
No olvidamos el tema Damsu. Desde marzo alertamos que en el contexto de ajuste nacional, que se viene imponiendo el gobierno de Milei, la salida no podía recaer solo en los trabajadores. A la fecha aún continúa la decisión confiscatoria sobre nuestro salario y la costumbre de hacerse los distraídos sobre el incremento del aporte patronal, que debiera mantener la proporcionalidad de ser el doble del aporte del sector trabajador.
Como mesa ejecutiva no podemos dejar de advertir que quienes buscan silenciarnos olvidan que vivimos en un régimen democrático y que la universidad, con sus órganos de gobierno, está obligada a practicarlo. Es vital advertir la diferencia entre gobierno, administración y estado. La gobernanza es un acto de gestión y toma de decisiones; la democracia es un régimen de participación y de control popular sobre ese gobierno.
Entonces, la democracia, bien entendida, no es la autocracia (donde gobierna una persona) ni la oligarquía (donde lo hace un pequeño segmento de la sociedad). Más aún, la democracia no debe ser la "regla de la mayoría" si eso implica que los intereses y las voces de las minorías —o, en este caso, de los trabajadores representados por su sindicato— sean ignorados por completo. Es condición para cualquier régimen democrático garantizar dispositivos y prácticas que den garantías para la participación, pues un gobierno es en nombre de todos los claustros.
Desoír y proponer mecanismos burocráticos, pone en jaque la calidad institucional de la Universidad. Aunque el Consejo Superior sea autónomo, de otros órganos de gobierno del sistema universitario, estd no quita el derecho que tenemos como representantes de las y los trabajadores de decidir cómo intervenir en el proceso político.
Finalmente, destacamos que en la UNCuyo la voz de FADIUNC es una voz legítima de la docencia universitaria, ya que hemos sido elegidos democráticamente y representamos a sectores de la docencia con y sin ciudadanía plena en la UNCuyo, entre ellos: las y los docentes de las escuelas preuniversitarias, las y los docentes de organismos artísticos, la docencia de jardines maternales y otros grupos docentes en condiciones precarizadas de contratación. Por lo tanto, pretender amordazarnos es un intento de reducir la democracia a un mero trámite administrativo, despojándose de su capacidad de interpelación y control.
Exigimos se respete nuestro valioso espacio de participación y que el Consejo Superior actúe como un órgano abierto al debate, a la crítica y al respeto de todas las voces que construimos esta Universidad.
¡Por la plena vigencia de la democracia, el derecho a huelga y a la salud en la Universidad Nacional de Cuyo!
Mesa Ejecutiva de FADIUNC