Miércoles 13 de mayo 2020
En contexto de pandemia, atendamos y fortalezcamos la Licenciatura en Enfermería que se encuentra en estado crítico.
Nuevamente, el merecido saludo y reconocimiento en el Día Internacional de la Enfermería se acompaña de un reclamo por mejores condiciones laborales para una profesión maltratada. Hoy lamentamos el inoportuno y desatinado rumor del cierre de la carrera de Licenciatura en Enfermería. Reiteramos la postura de que la CONEAU es una herramienta para restringir la educación pública, gratuita, democrática al servicio del pueblo. Es una desconexión total con la realidad sacar un dictamen que no acredita a la Licenciatura en Enfermería. Hoy es indiscutible que hace falta invertir en la formación de más profesionales de la salud, en especial, licenciadas y licenciados que cuentan entre sus incumbencias la de los cuidados críticos como los que se necesitan en contexto de pandemia como la actual.
Entre los grupos de riesgo para enfermar durante la pandemia se puede incluir a las y los docentes de la Escuela de Enfermería de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo. El diagnóstico en este caso no es COVID-19, sino precarización laboral, maltrato institucional y herencia neoliberal (CONEAU). El tratamiento es invertir en la formación de profesionales de la salud, terminar con la doble dependencia y liberarnos de la LES y la CONEAU.
La responsabilidad de enfermar una carrera es compartida y sin partida.
La relación laboral de la docencia de la Escuela de Enfermería padece una afección crónica grave: la precarización. Su situación se reagudizó con el frío y doloroso dictamen de no acreditación de la Licenciatura en Enfermería por la CONEAU. El esfuerzo, el empeño, y el profesionalismo con el que se enseña en la Licenciatura en Enfermería es un florecer entre las espinas y la sequía. Esta situación no es nueva, durante más de treinta años se viene empeorando la relación laboral.
A partir de un convenio entre la provincia de Mendoza y la UNCUYO, en el año 1989 se crea la Escuela de Enfermería, cargos (y presupuesto) del Ministerio de Salud y aval académico de la Universidad. Esta doble dependencia trajo como consecuencia un “abandono institucional”.
Con el paso del tiempo el número de cargos que destinaba el Ministerio de Salud fue disminuyendo a un dígito a la fecha. Este estado de abandono es el que otros celebran como “reducción” del estado.
Sucesivas gestiones ministeriales han atacado a Licenciados y Licenciadas en Enfermería. Desde el Ministerio de Salud han intentado, sistemáticamente, no reconocer a la Licenciatura como profesión fundamental y ha presionado para que se cierren y compliquen los tramos formativos de ciclos de licenciatura. El poder no esconde sus intenciones de reducir y aplastar las flores, sin entender que no se puede detener la primavera.
Por su parte, la Universidad fue “emparchando” con cargos temporales (en su mayoría de auxiliares), con pagos irregulares y con sobrecarga de burocracia en cada redesignación. Las modalidades de pagos fueron diversas, pero todas muy por debajo de las adecuadas para docentes universitarios de carreras prioritarias, como la Enfermería Universitaria y la Licenciatura en Enfermería. Con contratos a término por el tiempo que dure el cursado y con pago por hora trabajada, atrasos importantes en los pagos, se pagó según excedentes presupuestarios disponibles etc.
Las consecuencias: los docentes no pudieron ser incluidos en el proceso de efectivización logrado por paritaria local, acceso efectivo a la obra social, sin aguinaldo, vacaciones pagas, cobertura de la ART, etc. En vez de doble aporte y colaboración, se usó el recurso de echarle la culpa a la otra institución para lavarse las manos sistemáticamente al momento de garantizar un trabajo docente digno. En contexto de COVID-19, “lavarse las manos” con la Licenciatura en Enfermería es aún más insalubre.
Pero otras manos, las docentes, han sido un puño que defiende y una mano que sostiene la enseñanza en unidad, fortaleza y solidaridad, enfrentando los maltratos.
Rehabilitar con presupuesto, efectivización y llamado a concursos
Es momento de resolver el problema de la falta de inversión en formación de una profesión crítica para la salud de nuestro pueblo. La universidad debe destinar presupuesto para dotar con cargos de profesoras/es a la licenciatura de enfermería.
En contexto de pandemia, hay que redoblar esfuerzos para conseguir que la Secretaría de Políticas Universitarias destine el presupuesto para la una de las carreras postergadas desde su incorporación a la Universidad.
También se debe efectivizar a la docencia que se dejó fuera alegando que no eran fondos “genuinos”, cuando la relación laboral es indiscutible y el abandono es responsabilidad institucional y no de la docencia, que siempre fue ejercida de modo “genuino”.
Se debe llamar a concurso de profesoras/es para cumplir con el piso de derechos que nuestro Convenio Colectivo establece para la carrera docente.
LES: élite, privatización y el verso de la “calidad”
Seguimos denunciando que la LES y la CONEAU no colaboran a mejorar la Universidad Pública. El dictamen de NO ACREDITACIÓN de la Licenciatura de Enfermería desnuda el carácter restrictivo, al no colaborar para lograr las mejoras necesarias.
Se acompaña de acciones autoritarias como regular incumbencias y desacreditar formaciones mediante herramientas de control suprauniversitarias, violatorias de la autonomía como es la CONEAU, legislada e institucionalizada por la siempre cuestionada Ley de Educación Superior.
Sintéticamente, podría decirse que la LES pretende imponer un modelo de Universidad para pocos, que iguala público y privado y con un corte empresarial. Los retoques y el maquillaje han mantenido la nefasta esencia de este legado neoliberal. La estrategia ha sido la sugerida por el Banco Mundial. Se ha basado en permitir la privatización y, a la vez, desfinanciar y criticar la educación pública gratuita, democrática, laica.
El dispositivo fue aplicar sobre la universidad las características de los parámetros cuantitativos propios del mercado económico para “medir la calidad”, concepto del lenguaje economicista de los ‘90 aplicado a los aspectos culturales. En base a esta concepción, hay que generar mecanismos que igualen a los individuos en la línea de partida, siendo la educación una de las instancias principales de “igualación” (empíricamente refutado).
Esta forma de abordar la cuestión evade o niega el origen de la desigualdad (que consideramos está inscripta en la propia lógica de funcionamiento del sistema) y por tanto deposita el éxito o el fracaso en la “gestión” de su propia vida, en la que el esfuerzo personal hace la diferencia.
Esto se evidencia en el ejemplo de No Acreditar el 24 de abril, en plena pandemia, una Carrera fundamental para la lucha por preservar la vida y la salud.
A la medida de calidad, en lugar de aporte para mejorar, le sigue la limitación de presupuesto de modo extorsivo y restrictivo.
¡CUIDEMOS Y FORMEMOS A QUIENES CUIDAN Y ENSEÑAN!
En el marco de la conmemoración por el Día Internacional de la Enfermería, desde FADIUNC rechazamos cualquier intento de cierre de la Licenciatura y reclamamos una mejora progresiva de la situación laboral que termine con la precarización, la doble dependencia y que garantice la continuidad laborar con pleno goce de derechos durante todo el año.